Qué difícil es cuando la escritura revolotea a nuestro alrededor, pero el tiempo y la vida nos llevan a realizar miles de otras tareas. Y si a eso, (sobretodo los más grandes) le agregamos que el medidor de energía siempre está indicando que la batería está medio vacía, pues, la escritura se hace un poco digamos, “más complicada”.
Pero el escribir es nuestro leitmotiv. Aquella luz al final del túnel que nos espera para darnos alegrías. Para sacarnos de nuestra vida cotidiana y convertirnos en espectadores privilegiados, en héroes o villanos, en narradores, cómplices, hombres, mujeres, niños o ancianos, en animales, en aves que surcan los cielos o peces dueños de las aguas. A cantar sin voz, a bailar sin piernas, a reír sin alegría, o a llorar por un amor. Es la vida, es la escritura.
¿Y tú, cómo lo haces en esos días grises?